Artículo de opinión de nuestro coordinador en Público en 04/11/2022, sobre el maltrato animal y la violencia doméstica. Lea el artículo en la página web de Público o la traducción y el pdf abajo:
«Junto a la violencia física, verbal y económica, los animales domésticos también pueden desempeñar un papel (no intencionado) a manos del agresor.
«Muchas víctimas de la violencia doméstica permanecen en la relación conyugal como forma de proteger a su mascota» Filipa Fernández/FILE
«…muchos maltratadores en el contexto de la violencia doméstica también maltratan a sus mascotas o amenazan con hacerlo, siendo ésta una forma más de agredir, coaccionar y dominar al otro».
La violencia contra los animales puede estar relacionada con la violencia doméstica. Esto significa que, en situaciones de maltrato intrafamiliar, los animales domésticos suelen ser también víctimas de los maltratadores y pueden ser ellos mismos una forma de ejercer violencia sobre los miembros de la familia.
No disponemos de estadísticas fiables para nuestro país, pero en el Reino Unido más de la mitad de la población adulta tiene una mascota. Sean cuales sean las cifras reales en Portugal, no cabe duda de que el número de hogares portugueses en los que viven animales de compañía -normalmente un perro o un gato- será muy significativo. Y en muchos de estos hogares se dan situaciones de violencia doméstica y otros tipos de maltrato.
Pero, ¿cuál es la relación entre las dinámicas de maltrato entre los miembros de un mismo hogar y las mascotas? Algunos estudios muestran que muchos maltratadores, en el contexto de la violencia doméstica, también maltratan a las mascotas o amenazan con hacerlo, lo que supone una forma más de agredir, coaccionar y dominar al otro.
Junto a la violencia física, verbal, sexual y económica, los animales domésticos también pueden jugar un papel (involuntario) a manos del agresor: «¡Si tengo que irme de casa, el perro se va conmigo!» o «Si sigues comportándote así, este animal desaparecerá», son sólo algunos ejemplos.
En este contexto, muchas víctimas de la violencia doméstica permanecen en la relación conyugal como forma de proteger a su mascota, ya sea porque temen que el maltratador materialice las amenazas de maltrato o porque no tienen un alojamiento alternativo que les permita llevarse al animal.
Los niños también son especialmente vulnerables a este tipo de manipulación, y en contextos de violencia doméstica o de conflicto parental, el animal suele ser un «refugio» que les ayuda a soportar las dificultades de la vida familiar. Y, por tanto, cuyo bienestar es de gran relevancia para sus pequeños propietarios.
Esto significa que el animal doméstico y el trato que le da cada uno de los miembros de la familia pueden constituir un valioso indicador sobre lo que ocurre en el hogar y explicar, al menos en parte, el comportamiento de las víctimas de la violencia que permanecen en relaciones abusivas. Del mismo modo, también en los casos de conflicto entre los padres, los animales domésticos pueden ser un factor de manipulación del comportamiento de los niños por parte de uno de ellos.
Así pues, existen amplias relaciones entre el comportamiento abusivo intrafamiliar y la relación con los animales domésticos. Sepamos, en los tribunales, estar atentos a las señales».
